Durante la Intervención Francesa, 5 de Mayo de 1862, las fuerzas comandadas por el General Ignacio Zaragoza derrotan en los cerros de Loreto y Guadalupe a la armada Francesa que era soberbia y alnatera, conocida como: el Éjercito mas poderoso del Mundo.
El Fuerte de Loreto y la capilla se encuentran habilitados como museo alusivo a la Batalla del 5 de mayo de 1862. En la capilla que resguarda el fuerte se localiza el Museo de la No Intervención, uno de los santuarios cívicos más importantes de la historia nacional.
La traza es un cuadrilátero cuyos ángulos se interrumpen por los salientes de los bastiones de forma semicircular, cada uno de los cuales fueron bautizados con los nombres de: San José, El Carmen, Guadalupe y Santa Bárbara.
Por las cuatro murallas se abre el rectángulo de las aspilleras; cada bastión tiene troneras para el emplazamiento de la artillería; en los del sureste estaban los cañones, circundados por un foso. Tras los parapetos, corre un andén que se comunica con el terraplén de los bastiones, lo que permitía mover a los infantes hacia el punto de ataque.
Antes, en el recinto se encontraba el Museo de Guerra del Fuerte de Loreto y Guadalupe, sin embargo, para la celebración del centenario de la Batalla del 5 de mayo, y a raíz del desembarco de tropas norteamericana en Bahía de Cochinos, México invitó a firmar junto con varios países centroamericanos, entre los que se encontraban Salvador, Nicaragua, Argentina, Cuba, Colombia, Guatemala y Perú, un pacto de No Intervención, para lo cual, embajadores de estas naciones contribuyeron con la aportación de sus emblemas patrios, los cuales fueron colocados al inicio del recorrido del museo, quedando así constituida la Sala de Banderas, dispuestas para rendir homenaje a la bandera mexicana. En años posteriores, esta sala fue remodelada, y en la actualidad se aprecia una disposición similar de banderas, que sirven de fondo a una recreación del escudo nacional.
El Fuerte de Loreto y la capilla se encuentran habilitados como museo alusivo a la Batalla del 5 de mayo de 1862. En la capilla que resguarda el fuerte se localiza el Museo de la No Intervención, uno de los santuarios cívicos más importantes de la historia nacional.
La traza es un cuadrilátero cuyos ángulos se interrumpen por los salientes de los bastiones de forma semicircular, cada uno de los cuales fueron bautizados con los nombres de: San José, El Carmen, Guadalupe y Santa Bárbara.
Por las cuatro murallas se abre el rectángulo de las aspilleras; cada bastión tiene troneras para el emplazamiento de la artillería; en los del sureste estaban los cañones, circundados por un foso. Tras los parapetos, corre un andén que se comunica con el terraplén de los bastiones, lo que permitía mover a los infantes hacia el punto de ataque.
Antes, en el recinto se encontraba el Museo de Guerra del Fuerte de Loreto y Guadalupe, sin embargo, para la celebración del centenario de la Batalla del 5 de mayo, y a raíz del desembarco de tropas norteamericana en Bahía de Cochinos, México invitó a firmar junto con varios países centroamericanos, entre los que se encontraban Salvador, Nicaragua, Argentina, Cuba, Colombia, Guatemala y Perú, un pacto de No Intervención, para lo cual, embajadores de estas naciones contribuyeron con la aportación de sus emblemas patrios, los cuales fueron colocados al inicio del recorrido del museo, quedando así constituida la Sala de Banderas, dispuestas para rendir homenaje a la bandera mexicana. En años posteriores, esta sala fue remodelada, y en la actualidad se aprecia una disposición similar de banderas, que sirven de fondo a una recreación del escudo nacional.
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